Se cumplen exactamente 100 años de la creación del título de Ingeniero de Telecomunicación. Real Decreto de 22 abril 1920 con el propósito, según expresamente consigna en su exposición, de colocar el nivel científico de los Telegrafistas españoles.
a la altura de los que en otros países ostentan título análogo y capacitar a sus poseedores para estudiar, plantear y resolver los más arduos problemas de la Telecomunicación.
Ese cambio de denominación vino porque “nuestros padres” los técnicos telegrafistas y radiotelegrafistas ya se estaban encargando de otras telecomunicaciones, principalmente de voz: la telefonía.
La primera referencia a profesionales de los telégrafos en España se retrotrae a 1844 con el encargo de un proyecto de ingeniería de líneas telegráficas para unir todas las capitales del Reino. Hubo que esperar a 1855 para la Ley de Construcción de la Red Telegráfica nacional 22 de abril de 1855. Por tanto celebramos también hoy el 165 aniversario del telégrafo en España.
Los Ingenieros de Telecomunicación según RD 22-abr-1920 (publicado en la Gaceta de Madrid el 29-abr-1920) deben acceder a los estudios:
Art. 48, Las oposiciones versarán sobre las materias que a continuación se expresan, y contarán de los tres ejercicios siguientes:
- Aritmética; Álgebra (propiedades de los polinomios enteros, determinantes,
teorías elementales de series e imaginarias); traducción del francés en un libro de Matemáticas, Física o Telecomunicación.
- Geometría y Trigonometría; manejo de la regla de cálculo.
- Física y Química; traducción del inglés en una obra de Matemáticas, Física o Telecomunicación.
Art. 50. Los oficiales aprobados permanecerán en la Escuela durante cuatro años en los que cursarán las materias siguientes:
Primer curso.–
Análisis matemático (primer curso) y Geometría analítica.
Nociones de Geometría descriptiva.
Topografía.
Telegrafía.
Dibujos lineal y topográfico
Segundo curso.—
Análisis matemático (segundo curso) Cálculo integral
Mecánica racional.
Electricidad teórica y estudio de la propagación de corrientes.
Telefonía
Dibujo de máquinas.
Tercer curso.—
Elementos de construcción y mecánica aplicada.
Electrotecnia.
Electrometría.
Cables subterráneos y submarinos.
Proyectos.
Prácticas de taller.
Cuarto curso.—
Ondas eléctricas y radiotelecomunicación
Construcción de líneas.
Termodinámica y motores térmicos.
Reconocimiento y fabricación del material telegráfico y telefónico.
Legislación y principios generales de Contabilidad y Economía política.
Prácticas de taller.
Art. 51. Cada uno de los aprobados en estos cuatro cursos redactará un proyecto que constituirá el ejercicio de reválida, y una vez aprobado éste, recibirá el título de Ingeniero oficial de Telecomunicación, que será expedido por la Dirección general.
Los ingenieros de telecomunicación, según Real Decreto del 8 enero 1931 definiendo sus competencias, se dedican a:
El título de Ingeniero de Telecomunicación faculta a sus poseedores para proyectar toda clase de: instalaciones y centrales telegráficas, telefónicas y radioeléctricas, líneas y
dispositivos de comunicación eléctrica a distancia, mediante la palabra hablada o escrita, música, el facsímil, la fotografía o por televisión y por cuantos procedimientos el progreso de la técnica permita realizar en la Telecomunicación y todas aquellas aplicaciones, como la Cinematografía sonora, cuyos elementos son idénticos o semejantes a los empleados en la Telecomunicación.
Artículo 2.° El título de Ingeniero de Telecomunicación facilita a su poseedor para dirigir la instalación y explotación de cualquier clase de centrales telegráficas, telefónicas y radioeléctricas, líneas y demás medios de comunicación eléctrica a distancia en toda la extensión expresada en el artículo anterior, así como cuantas ampliaciones, cambios, sustituciones, etcétera, deban efectuarse en instalaciones ya establecidas.
Artículo 3.° Son asimismo facultades del Ingeniero de Telecomunicación el proyecto y dirección de la instalación o de la explotación de aquellas redes neumáticas urbanas o situadas en el interior de los edificios, destinadas al transporte de mensajes telegráficos
o telefónicos, o de documentos relacionados con los servicios de Telecomunicación.
Artículo 4.° El título de Ingeniero de Telecomunicación capacita a su poseedor para proyectar y dirigir la instalación y explotación de todas las industrias que produzcan, modifiquen o reparen los medios, aparatos o dispositivos empleados en Telecomunicación,
lo mismo que el material utilizado en las líneas aéreas, subterráneas y submarinas.
Artículo 5.° El título de Ingeniero de Telecomunicación faculta a su poseedor para proyectar y dirigir la construcción y explotación de las fábricas de abastecimiento o transformación
de energía eléctrica cuando se utilice exclusivamente en los servicios de Telecomunicación.
Artículo 6.° Los Ingenieros de Telecomunicación estarán oficialmente capacitados para redactar y firmar proyectos, presupuestos, informes, dictámenes y peritaciones con validez oficial ante las Oficinas públicas, Tribunales de Justicia y Corporaciones oficiales, en todos los asuntos relacionados con la Telecomunicación.
Artículo 7.° Todos los proyectos, planos, informes, dictámenes y peritaciones que sobre la instalación de comunicaciones eléctricas a distancia o sobre sus dispositivos accesorios se presenten o tramiten en la Dirección general de Comunicaciones para su examen o aprobación, deberán ir firmados por un Ingeniero de Telecomunicación.
Artículo 8.° La intervención e inspección técnica en los servicios de Telecomunicación y de los relacionados con estos servicios que los preceptos legales o contractuales atribuyan a la Dirección general de Comunicaciones, serán desempeñados por los Ingenieros de Telecomunicación al servicio activo de Telégrafos o por personal a las órdenes de dichos Ingenieros.
Documentos históricos sobre la creación del título Ingeniero Telecomunicación en
https://www.dropbox.com/sh/mb4spcxir5oryz5/AAD5CG072PmEj5mjfuQmBya0a?dl=0
Foro Histórico de las Telecomunicaciones
Museo de las Telecomunicaciones ETSIT UPM Madrid
Museo de las Telecomunicaciones Escuela Universitaria UPM Madrid
https://www.euitt.upm.es/escuela/museo
Museo de la Telecomunicación Valencia “Vicente Miralles Segarra”
http://museotelecomvlc.etsit.upv.es/
Los ingenieros de telecomunicación somos un pilar clave para el progreso de las sociedades
Tenemos delante de nosotros la obligación de alinear nuestro papel en la sociedad con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) mirando a 2030. Las telecomunicaciones y sus tecnologías habilitadoras digitales van a ayudar inequívocamente a alcanzar estos objetivos. Nosotros, los Ingenieros de Telecomunicación, somos la punta de lanza para esta transformación.
Nuestro trabajo, implicado plenamente en una vocación de servicio público hará que la sociedad mejore su capacidad de resiliencia frente a los cambios venideros. Ejemplos de ello son las mejoras que permiten la adaptación de casi todos los sectores claves para el funcionamiento de una sociedad a través de la transformación digital, la red 5G, la mejora de la interoperabilidad, el papel de la ciberseguridad, el desarrollo de redes con alta capacidad, el Internet de las Cosas (IoT), el blockchain, la industria 4.0, el uso del Big Data para mejorar la eficiencia de los procesos, la Inteligencia Artificial, etc.
Las telecomunicaciones están cambiando el mundo… y el mundo está cambiando las telecomunicaciones. La evolución de nuestro sector es exponencial y eso requiere de profesionales creativos y ágiles que sepan tanto adaptarse a las demandas en un gran espectro de actuación como saber “leer” el desarrollo humano y sus demandas.
Estamos inmersos en la era de la información, lo que nos pide una red de telecomunicaciones capaz de soportar la creciente demanda de comunicación.
Más inteligencia
La capacidad de mejorar y aumentar la transmisión de información hace que seamos capaces de diseñar e implementar soluciones más inteligentes en todos los aspectos de nuestras vidas.
Esta idea de “sociedad inteligente”, asociada a la de “sistemas eficientes”, nos permite poner en valor nuestro trabajo. Una de las expresiones de esto más difundida en los últimos años, es la de procesos “smart”. Hablamos de inyectar inteligencia a la actividad humana a través de la capacidad de la comunicación y el intercambio de información. De ahí, que se hagan populares visiones “smart” en ámbitos como las ciudades, las redes de energía, la industria, el turismo, la agricultura, etc.
Conectar es nuestra palabra. Conectar con las personas, con la sociedad y con sus necesidades. Los Ingenieros de Telecomunicación tenemos que ser más pedagógicos que nunca para que se comprenda en toda su complejidad la transformación digital que vivimos a nivel global. Y, sin duda, resulta imprescindible recuperar el interés de los jóvenes estudiantes por el conocimiento científico y tecnológico; es decir, por las disciplinas STEM.
Este ha de ser nuestro propósito como colectivo, la visión común que nos acerque a la sociedad, porque la nueva economía, innovadora y disruptiva, se apoyará -en realidad lo está haciendo ya- en nuestra labor profesional.
100 años de historia, una razón de peso para creer en el futuro*
(NOTAS HISTÓRICAS. Texto elaborado con las aportaciones del Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, IEEE, y del Foro Histórico de las Telecomunicaciones)
En 2020, apenas iniciado el siglo XXI, celebramos 100 años del nacimiento del título de Ingeniero de Telecomunicación. En este último siglo los cambios han sido vertiginosos, especialmente desde los años 80 del siglo XX. Pero ¿Cómo ha evolucionado el ámbito académico a lo largo de estos 100 años y cuáles fueron sus precedentes? Hagamos un repaso a este camino recorrido.
El 22 de abril de 1920, el Rey Alfonso XIII, a propuesta del ministro de la Gobernación, el conservador Joaquín Fernández Prida, sancionaba el nuevo Reglamento de la Escuela Oficial de Telegrafía, por el cual se transformaban los estudios de ampliación ya existentes en unos estudios superiores conducentes a la obtención del título de Ingeniero de Telecomunicación. Era la primera vez que aparecía esa titulación en el marco legislativo nacional en España y representó el origen de la profesión que, hoy en día, conserva esta misma denominación y que es la antecesora directa del actual Máster Universitario en Ingeniería de Telecomunicación.
Las enseñanzas superiores vinculadas a la Ingeniería de Telecomunicación tienen en España un origen injustificadamente más tardío que las correspondientes a otras profesiones equivalentes como las de Minas (1777), Caminos (1802), Montes (1843), Industriales (1850) o Agrónomos (1855).
A mediados de siglo XIX, la telegrafía eléctrica se había convertido ya en un habilitador tecnológico imprescindible de las transformaciones sociales de los estados liberales modernos, surgidos tras las monarquías absolutas del antiguo régimen. España no era una excepción y muy pronto, en 1864, el gobierno de Ramón María Narváez dotó al Cuerpo de Telégrafos, creado solo unos pocos años antes, de una estructura similar al resto de cuerpos de ingenieros del Estado. Entre otras categorías, se creó una escala de Ingenieros de Telégrafos de primera y segunda clase cuya formación había de correr a cargo de una Academia Especial, llamada Escuela de Aplicación. Incomprensiblemente, el Consejo de Estado, mostrándose en desacuerdo con aquella decisión, propuso la desaparición de la escala de Ingenieros de Telégrafos, que el gobierno aceptó en 1866, quedando la Escuela convertida en un centro de formación dedicado a la modesta labor de formar a los aspirantes a ingresar en el Cuerpo de Telégrafos, que aprobaban la oposición de acceso al mismo.
El siguiente intento de establecer unos estudios superiores relacionados con las comunicaciones eléctricas tuvo lugar en 1906, cuando el Ministerio de la Gobernación creó una Junta de Reforma para estudiar y decidir, entre otros asuntos, sobre la creación de una “Escuela Superior de Telégrafos”. Tan loable propósito se quedó, sin embargo, en una refundación de la Escuela de Aplicación ya existente que apenas alteró su “estatus-quo”.
Pero el hundimiento del Titanic, en 1912 vino, dramáticamente, a poner en valor la enorme utilidad social de las comunicaciones eléctricas, en general, y de la radio, en particular. La Conferencia Radiotelegráfica Internacional de Londres, celebrada justo después del naufragio, se vio en la necesidad de tener que ordenar el correcto uso de los sistemas de radiocomunicación de los barcos, así como de establecer los requisitos que debían ser exigidos a los operadores de esa clase de equipos.
Las conclusiones de aquella Conferencia obligaban a España a decidir quién debía asumir la responsabilidad de expedir los certificados de aptitud prevenidos en el Convenio y Reglamento aprobados en Londres. El gobierno del conde de Romanones respondió integrando estas nuevas competencias en la vieja Escuela de Aplicación de Telégrafos, ampliando sus cometidos bajo la nueva denominación de “Escuela General de Telegrafía”.
A los efectos de la presente efeméride, lo más destacado del nuevo centro fue la creación de una sección de estudios superiores dirigida a los Oficiales del Cuerpo de Telégrafos, con el objeto de ordenar su ascenso profesional. No pretendía ser, aún, un lugar de estudio e investigación para el progreso científico de las telecomunicaciones, sino una forma bien organizada de preparar a las élites profesionales del propio Cuerpo de Telégrafos.
Sólo un año más tarde, la Escuela General de Telegrafía cambió su denominación por la de Escuela Oficial de Telegrafía, quedando la sección de estudios superiores convertida en una división con dos secciones integradas en ella: una primera de estudios de ampliación que, básicamente, recogía el testigo de los estudios superiores existentes, y una segunda, de nueva creación, de estudios complementarios de telegrafía sin hilos, que no tenía nada que ver con la formación de operadores de radiotelegrafía, sino con el estudio científico del nuevo medio.
Aunque la Escuela, formalmente, fuera otra, y el plan de estudios también, la primera y única promoción que ingresó en la Escuela General de Telegrafía continuó sus estudios conforme al plan de estudios de la Escuela Oficial, alcanzando su graduación en marzo de 1917. Fueron un total de 16 oficiales que, actualmente, están considerados como la primera promoción de Ingenieros de Telecomunicación. Si bien, en sentido estricto, ninguno de ellos obtuvo realmente tal titulación en ese momento, pues aún no existía ésta oficialmente.
Abril 1920: nace el título Ingeniero de Telecomunicación
Con el objeto de reavivar el interés por estas enseñanzas, el gobierno del conservador Manuel Allendesalazar reorganizó en abril de 1920 las enseñanzas de la Escuela pasando a ofertarse tres grados educativos diferentes: elemental, medio y superior, al estilo de las enseñanzas universitarias, conduciendo el último de ellos al título de “Ingeniero de Telecomunicación”. Aquella era la primera vez que se mencionaba tal nombre en un documento oficial y, por esa razón, representa formalmente la fecha tomada como nacimiento de la profesión.
Dicho grado superior, según el nuevo Reglamento, estaba constituido por el estudio de “todas las materias indispensables para el completo conocimiento de la telecomunicación, para el de los métodos y sistemas que puedan inventarse, y para realizar trabajos de investigación sin más límites que los que impongan en cada momento la ciencia misma”.
El Reglamento mantenía, no obstante, el acceso a los estudios superiores entre los oficiales del Cuerpo de Telégrafos, pudiendo obtener una de las diez plazas pensionadas aquellos que cumplieran los tres requisitos siguientes: tener menos de treinta y cinco años; contar con dos años, al menos, de servicio de aparatos Morse, Hughes y Baudot, y aprobar una oposición. Aunque se aproximaba en su forma al modelo universitario, se trataba aún de una Escuela estrictamente profesional, no abierta al público en general.
El nuevo Reglamento permitía la posibilidad de que los alumnos que hubieran cursado los estudios superiores de ampliación en la Escuela Oficial pudieran optar al título de Ingeniero de Telecomunicación siempre que hubieran superado, además, los estudios complementarios de telegrafía sin hilos. Así fue como esos 16 alumnos graduados en 1917, mencionados anteriormente, conseguirían al año siguiente, en 1921, el título oficial que les convertía en los primeros Ingenieros de Telecomunicación de la historia.
Los estudios de Ingeniería de Telecomunicación han evolucionado mucho a lo largo de estos 100 años de existencia. Aquella Escuela Oficial de Telegrafía de 1920 cambiaría de nuevo su nombre por el de Escuela Oficial de Telecomunicación en 1930, abriendo sus puertas a estudiantes españoles o extranjeros no procedentes, necesariamente, del Cuerpo de Telégrafos. El plan de Estudios, impulsado por Félix Sanz Mancebo desde su puesto de director, tenía una duración de cuatro cursos de un año, más un curso preparatorio previo de medio año, más una reválida final.
A partir de ese momento, la Escuela funcionaría ya de forma estable y sin sobresaltos ni amenazas de ninguna clase salvo, naturalmente, el intervalo de la Guerra Civil. El siguiente gran cambio se produciría en 1946, cuando quedaron establecidas las enseñanzas de Ayudantes de Telecomunicación, en sus dos especialidades: “Radio” y “Líneas y Centrales”, sustituyendo a las enseñanzas previas de Peritos Radiotelegrafistas, Oficial Técnico de Líneas, y Oficial Técnico de Instalaciones y Aparatos. Los nuevos estudios continuaron impartiéndose dentro de la Escuela Oficial de Telecomunicación, junto con los ya consolidados de Ingenieros de Telecomunicación.
Siguiendo el modelo previamente establecido con los Ayudantes de Obras Públicas, la misión de los nuevos Ayudantes de Telecomunicación consistía, precisamente, en “ayudar a los Ingenieros de Telecomunicación en sus funciones y dirigir los trabajos de auxiliares, subalternos y obreros”.
Andando el tiempo, los Ayudantes de Telecomunicación terminarían convertidos, a partir de 1969, en Ingenieros Técnicos de Telecomunicación, desarrollando su actividad profesional junto con los Ingenieros de Telecomunicación hasta la entrada en vigor del último gran cambio legislativo en España.
La reforma paneuropea, conocida como “Proceso de Bolonia”, y la creación subsiguiente del Espacio Europeo de Educación Superior a partir de 1999, desmanteló la estructura académica vigente para implantar un modelo de influencia anglosajona basado en una estructura puramente cíclica de “Bachelor” (llamado Graduado en Ingeniería), de cuatro años de duración, más “Master” (denominado Máster Universitario en Ingeniería), de al menos dos años de duración, en el caso de tener atribuciones profesionales, o al menos un año, en el caso de no tenerlas.